DÍA 74
¿Qué me dicen si les cuento que en total bajé casi 6 kilos en estos setenta y cuatro días? SEIS kilos. Se siente bien. Me siento liviana, más libre y hasta podría decirse, elegante. Y sí, tener una panza colgante de post parto no es -convengamos- algo digno del Premio Nobel a la elegancia.
Lo que más me interesa destacar a esta altura es que realmente, errores más, errores menos, he pasado por este episodio de mi vida con mucha pero mucha fuerza de voluntad, mucho apoyo externo y lo más importante es que esta DIETA A REGAÑADIENTES pasó a ser UN ESTILO DE VIDA MUY COOL.
Me pude concentrar en lo realmente trascendental de mi vida y dejar a un lado el temor (y la inoperancia al respecto) a quedarme para siempre con ese cuerpo de M-NWB (Mamá - No Way Back)... Y en su lugar aprendí o re-aprendí cómo cuidarme, cómo ayudar a mi arruinado metabolismo a volver al ruedo y a comer bien.
Les voy a ser brutalmente sincera (cuándo no, pobre gente, con todo lo que han tenido que leer a esta altura...): No voy a seguir a dieta estricta pero sí me voy a seguir cuidando. Es decir, si tengo que salir a cenar por ejemplo, no voy a hacerme la viva y pedir el pato con salsa agridulce y puré de boniato si en el menú hay ensalada César o algo semejante. Y es que me costó, people, me costó mucho llegar hasta acá y no merece la pena tirar lo aprendido y lo vivido por la borda.
En resumen, prometo no dedicar mis tardes a comer quesos y fiambres en demasía, a comprar bizcochos (si no los compro, no los como porque NO HAY), a picotear por aquí y por allá.
No se si hasta que la muerte nos separe pero al menos por un buen tiempo... Y ya me verán el año que viene por ahí (no puedo decir nada) para corroborarlo con sus propios ojos...
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