jueves, 15 de mayo de 2014

Por qué no, un poco de "filosofía barata"...

Si me preguntan el secreto de la felicidad... 
Todo es un tema de energía y de dónde una se posiciona a nivel de energía en la vida. 
Recibimos lo que damos. 
Somos lo que sentimos. 
Nos rodeamos de quienes aportan felicidad y sabiduría. 
Y logramos cambios en quienes irradian cosas malas. 
Así se vive en paz. 
Así se cambia el mundo...


viernes, 9 de mayo de 2014

GRACIAS POR LOS REGALOOOOS!

Soy una persona egoísta. Lo admito. Me encanta que me mimen A MÍ.

No hay misterios.

Imagínense mi cara cuando hoy pasé por el shopping Portones a levantar mis copias de la revista en la que salí en la tapa y me dieron no un paquete sino varios...

Un jean y dos remeras de animal print de WANAMA, una crema VICHY AQUALIA THERMAL para la noche y mucha buena onda y cariño. La verdad, chicas de marketing, me enorgullece ser parte de la imagen de Portones, es un shopping muy cercano a mí en muchos niveles, lo vi nacer cuando allí solamente había árboles y de un día para el otro Carrasco pasó a tener un increíble punto de encuentro. Es un sitio con luz natural (lo que me encanta; no se a ustedes pero esos centros comerciales al "oscuro" me dan como claustrofobia y ganas de salir corriendo) y los nenes aman ir en Navidad porque según ellos, el VERDADERO Papá Noël es el de Portones. (Me remito a la anécdota siguiente: Mi hijo Francesco un día me mira con cara de 40 años y me dice, serio, "Mamá, ya se quién es el verdadero Papá Noël." Yo temblé. "El de Portones. El que estaba en la calle era trucho". Amén.)
L@s dejo con unos recuerditos de este día tan premiado!

GRACIAS PORTONES!!!
Cariños, 

Kat




jueves, 8 de mayo de 2014

ESTA SEMANA: TAPA de revista de PORTONES con 7 páginas de nota!









¿Y qué?

Sí, hay momentos en que me descubro vestida de pijama fluorescente, sacón de lana de alpaca beige y plateado largo hasta el piso a lo Mick Jagger gone Perú, medias de plush del año 97, los pelos agarrados en una desprolija cola de caballo y las pantuflas de corderito de la feria de los artesanos de Punta del Este que no regalé aunque mi esposo amenazara con pedirme el divorcio si las seguía usando por anti cool.

¿Y qué?
Ah, y me olvidaba de la faja...
Y de dos de los amores de mi vida!!!

martes, 6 de mayo de 2014

KAT Y EL SÍNDROME DEL NIDO VACÍO

Me siento culpable.

Me siento culpable de no sentir culpa. Mi hijita de un año y medio fue hoy al jardín de infantes y yo la vi tan feliz que solamente puedo estar bien por ella. A ver. No me pasó con el primero, de hecho, me la pasé fatal esperando el primer día de la adaptación en un jardín de infantes al que solamente fue por ese día el niño. Lloró todo el tiempo y luego me dijeron que había pasado bárbaro. Ha! No me conocen! Está de más decir que lo espié entre los arbustos sin que ni las maestras supieran durante todo el calvario. Hice un esfuerzo inmenso. Pero los llantos de Tino pudieron conmigo e interrumpí la clase. Me dijeron que solamente habría llorado a lo último. (Ni hablemos del sistema de seguridad y vigilancia de la institución a esta altura...)
Mi bebé crece y empieza a
 recorrer el mundo solita...

Ese día fue el primero y el último de mi primogénito en ese lugar. Al siguiente año fue a otro lado que al poco tiempo tampoco me convenció y lo terminé borrando también. 

Y cuando descubrí el oasis en el desierto, el jardín perfecto, supe que estaba creciendo como madre y como mujer. Mis instintos no me habían fallado y no, no había sido una loca por borrarlo a mitad del año. Había tomado la mejor decisión de mi vida y tanto mis hijos como yo fuimos más felices. (De mi marido ni hablamos porque a ver, está claro que madre feliz, esposo feliz).

La segunda vez ya estaba tan satisfecha y confiada con la escuelita que mi segundo varón, Francesco, fue chocho de la vida y la adaptación duró diez minutos. Yo había insistido en irme de entrada pero no me dejaron. Eso sí, a los diez minutos me invitaron a irme. "Señora, no hay necesidad de que permanezca aquí, su hijo está muy contento". (Casi le dije: TE LO DIJE).

Esta vez los años pasaron, soy una madre vieja no por mi edad biológica, pero porque ya tengo hijos que se saben todas las tablas del 1 al 10. Ya estaba en otra etapa de la vida cuando nació la princesa. Y temí este día por meses. Pensé que me desgarraría el alma verla sufrir sin poder estar en permanente contacto conmigo.

A) No sufrió ni un pelo la muy atrevida, la pasó pidiendo más "tititas" (galletitas) a la maestra, a upa, jugando como la preferida del día que fue.

B) No se me desgarró el alma. Por el contrario, me sentí sosegada. Me senté al sol cual viejo cocodrilo que conoce la rutina del pantano y simplemente esperé, sonriendo, mientras la veía explorar lo nuevo, entrar en contacto con mini humanos y recordando, por supuesto, la película "Los Pequeños Fockers" cuando el resignado Gaylord lee el nombre del colegio: "EARLY HUMANS". Me reía sola en el patio hoy pensando en eso y en la escena cuando la nenita está siendo interrogada detrás de vidrios espejados, mientras la maestra le pide que le cuente sobre sus padres. A lo cual, la niña -levantando una ceja y sonriendo con complicidad al abuelo Jack detrás del vidrio, le replica a la educadora: "Cuéntame de TUS padres".

Mi hija es esa niña. No tiene ni un pelo de tonta ni de pushover. Le va a ir bárbaro porque así la estamos criando desde casa, para que se esfuerce en la vida y le vaya bien. Y es que, no tengo dudas, la educación verdadera no es solamente la que recibirá a partir de hoy en el jardín.

En cuanto a la culpa de no sentir culpa, no es mi culpa. Soy mujer...