jueves, 19 de junio de 2014

MOTHERHOOD BLOGGERS

Todo el mundo ha oído hablar, a esta altura, de los fashion bloggers. La prensa especializada en moda se ha visto hasta desplazada por la celeridad y omnipotencia de estos personajes, que pasaron de la escuela primaria a las primeras filas de los desfiles más top del mundo.

Son, haciendo una cruda y prejuiciosa generalización, personas frívolas, interesadas en el dinero que les puede proporcionar la inmediatez; me refiero a que son las propias marcas, los propios diseñadores, los que les pagan en ciertos casos para asistir a los desfiles y eventos, otrora reservados a las élites más selectas del mundo de los Lagerfelds, los Ferragamos, las Wangs.

¿Qué pasaría si, en paralelo, surgiera un movimiento sui generis de personas -igualmente surgidas de la nada- que se dedicaran a postear entradas en sus blogs sobre los avatares y buenaventuras propios de la maternidad?

Madres del mundo, ¡cuánto nos serviría tenernos mutuamente en "primera fila", alertándonos las unas a las otras de las barbaridades de las que son capaces ellos! ...ELLOS, que nos sorprenden de madrugada cuando vamos a atenderlos a duras penas, a rastras sin poder más, con un calentito y furioso vómito en la cara ni bien los alzamos de la cuna. ELLOS, que ni bien nos mandan a reposo absoluto en un embarazo complicado, silenciosa y sigilosamente se lavan las manitos en el inodoro... Y también ELLOS, que cuando está jugando Uruguay en la copa del mundo, y la familia entera está pendiente de la tele, ven que estamos engripadas, trepan al limonero del jardín, sacan la exprimidora y nos preparan la limonada más ácida y llena de amor del planeta.

Piensen en el arduo camino que nos ahorraríamos si ya de primerizas tuviéramos al alcance de un click una especie de libro de sabiduría universal sobre la crianza de humanos en miniatura. Como una Biblia práctica que contuviera verdades absolutas que nos sirvieran de guía -cual faro en plena tempestad-, con el propósito de ahorrarnos saliva (canas y arrugas, a quién engaño) y tiempo.

A modo de ejemplo, podríamos dar un baldazo de realidad a las nóveles madres sobre detalles como:

-La etapa en la que se tocan las partes íntimas en público más que Michael Jackson in concert;
-La etapa en la que no quieren comer tal o cual alimento y sin falta no hay veterana que no intente denigrar nuestra autoestima con un solemne "¿y no probaste dándoselo en forma de compota?" ¡Compota te voy a tirar por la cabeza yo!
-La etapa en la que quieren tocar todo lo que existe y luego metérselo en la boca, así sea el cargador enchufado de la computadora o el cuchillo que el desatento de turno dejó sobre la mesada de la cocina demasiado cerca del borde.
-La etapa en la que nos preguntamos por qué los bebés varones orinan la ropa entera, hasta que por fin un buen día intercede algún padre, tío u abuelo bien intencionado y nos explica que antes de cerrar el pañal es importantísimo dejar las cosas en su sitio (léase: el "arma" apuntando hacia abajo).

Y así podría seguir y seguir, pero ahora que lo pienso, no sólo se aplica a la crianza de los chicos sino a escenarios complejos referentes a esposos, suegras, padres, amigas sin hijos que nos invitan al mambo del Parque Rodó embarazadas, entre otros especímenes (claro, todos ellos, llenos de amor la mayoría de las veces...)

Pero no, hoy simplemente les planteo el blog sobre los desafíos de la maternidad pero no a nivel profesional, sino como diario íntimo no tan íntimo de autoayuda para generaciones y generaciones de madres por venir.

Chicas, no se callen, ni sean egoístas, que la humanidad sólo progresa cuando el conocimiento se comparte y difunde. Y si no me creen, vuelvan a estudiar a Sócrates! #VIVA EL DIÁLOGO 

¿Por qué no me dan ideas para publicar en este blog al respecto?


KISSES AND HUGS (mucha cháchara pero cómo le ganamos a Inglaterra en Brasil hoy! VIVA URUGUAY!)

Las espero en 

TWITTER @katthomsen

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